jueves, 10 de mayo de 2018

1590 (J 10/5/18) Incontinencia verbal de la cúpula eclesiástica

Quien mucho habla mucho yerra, en boca cerrada no entran moscas, y otros muchos refranes no parece que se los hayan enseñado a los obispos y políticos que mienten más que hablan, o dicen disparates sin pestañear.
     La irracionalidad de las manifestaciones verbales eclesiásticas obliga a sus capitostes a tener que desdecirse penosamente, aunque para ello aguarden a que pasen siglos para intentar no quedar mal. Con lo cual quedan peor. Recordad el lamentable caso de tener que pedir perdón por la condena de Galileo. Como tendrán que pedir perdón a las madres creyentes embarazadas que lo fueron por no utilizar el prohibido preservativo.
      Ahora salen pidiendo perdón por haber apoyado la barbarie etarra. Pero no lo han hecho todavía, por poner un ejemplo, por haber apoyado la dictadura franquista desde sus mismos comienzos. La petición de perdón, sin embargo, es tan genérica que no se la creen ni ellos, aparte de que resulta insoportable que, encima, nos digan ahora cómo debemos llegar a la normalización de la vida en la sociedad vasca. Y no se les cae la cara de vergüenza. “Pocas personas hay menos autorizadas que ellos para opinar en este asunto, que ni ha sido ni nunca debió ser el suyo”, dice Carlos Yarnoz. Y yo.
      La metástasis político-religiosa se expresa ahora en la amalgama de nacionalismo y religión, típica del islamismo, como también lo han intentando en Cataluña apoyando con arrebatos místicos el “derecho a decidir” de sus ciudadanos. Y es que no dan una a derechas. Siempre se sitúan en el lado equivocado. Y se contradicen continuamente, como ocurre con su aversión al sexo y al cuerpo físico, mientras se anegan en la corrupción económica y pederasta. Su dislocación de la realidad les permite rechazar el divorcio, la eutanasia, el matrimonio igualitario… Por no hablar de su psicópata misoginia.
      Juan José Sebreli, filósofo argentino de 88 años, entrevistado por Carlos Cué, define al actual papa Francisco como “un maquiavélico san Ignacio de Loyola travestido en el dulce san Francisco de Asís… Líder mundial del populismo, mientras otros hacen de la política una religión, él hace de la religión una política… Hasta los homosexuales se creyeron las palabritas que dijo en una escalerilla de un avión, eso de quién soy yo para juzgar(los)? Pero luego hizo algo? No. Se engañan los derechistas que creen que este papa es comunista, y no, no lo es, como se engañan los izquierdistas que creen que es revolucionario. Y tampoco lo es. Y en cuanto a los menos favorecidos, para este papa la pobreza no es una carencia sino más bien una virtud. Y entonces, para qué sacar a los pobres de la pobreza? Los curas de las chabolas más pobres creen que su vida comunitaria es mejor que la deshumanizada clase media que vive dentro de las ciudades. Lo cual es falso, porque en los chamizos de las villas-miseria también tienen rejas y alambradas para que no les roben. Estos curas en vez de predicar deberían repartir preservativos, pues estas familias tienen diez hijos, ocho, nueve, y si tuvieran solamente uno o dos serían un poco menos pobres”.

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