Con fecha 7 de enero se cumplieron 60 años desde que Bobby
Fisher (Chicago 9/3/1943 - Reykjavik 17/1/2008) con 15 abriles se proclamara campeón absoluto de ajedrez en USA, su país, en 1958.
Su negativa
a aceptar las reglas vigentes para los campeonatos internacionales que imponían
los soviéticos, hasta que accedieron a sus múltiples demandas, demoró hasta
1972 su esperado encuentro contra el campeón de entonces, Boris Spassky, a quien
retiró del ajedrez tras fulminarle en Reykjavik en un combate que muchos
seguimos cada día reproduciendo en nuestros tableros sus partidas. Recuerdo que,
al igual que ocurrió con las raquetas de tenis cuando apareció Santana en los años
60, en 1972 se agotaron los tableros de ajedrez en las tiendas de deportes.
Fischer,
que podía memorizar cientos de partidas y analizarlas a ciegas, era judío, huraño,
antisocial, excéntrico y caprichoso. En Reykjavik prohibió a su madre el acceso
al edificio donde jugó el campeonato.
Leontxo
Garcia se permite la licencia del siguiente comentario: “Murió en Reykjavik a
los 64 años, uno por cada casilla del tablero”.
A los que
creáis que el ajedrez no es divertido os animo a que juguéis el estudio de
G.Van Breukelen donde un alfil se enfrenta a otro más cuatro caballos y gana la partida:
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