Cualquiera en la calle o en la barra de un bar tiene
la solución al conflicto catalán. Desde el que propugna el garrotazo limpio
hasta el que pondría una vela a san Cucufato, pasando por el que se inclina por
el diálogo, aunque éste sea de sordos y besugos.
Pero me ha
llamado la atención la que propone un catedrático de Filosofía del Derecho de
la Universidad Autónoma de Madrid, ahí es ná, Francisco J. Laporta, que nos enseña que el quid del busilis está en el art. 168 de
la Constitución: el que regula su revisión. 2/3 de cada cámara, disolución de
las Cortes, nueva convocatoria electoral, mayorías cualificadas con referéndum
final como remate: total, de 3 a 4 años. El grueso de su texto no habría que
tocarlo, pero hay que practicar la cirugía en la regeneración de instituciones
y órganos constitucionales, determinación de competencias territoriales y algunos
retoques sobre la Corona. Hasta aquí nada singular ni nuevo, pero el tema se hace autista cuando pide que los políticos salgan de su autismo y de su exclusivo interés
por sus redes clientelares…, je! que de golpe se hagan buenos, vaya. Y ahora
viene lo mejor:
“los partidos
independentistas catalanes tendrían que volver sobre sus pasos, convocar un
pleno del Parlament para extinguir todo lo que quede de las sesiones del 6 y 7
de septiembre declarándolo nulo y sin efecto. Y Mariano Rajoy no tendría que
presentarse a las elecciones convocadas…”
Y luego seremos
felices y comeremos perdices. Y el tío va y se queda tan ancho, tú. Pero
dónde vive este portento?! Un profesor que no sabe ni leer… la realidad!
Imagino que, tras este desahogo, el señor catedrático se habrá quedado aliviado y descansando.
Imagino que, tras este desahogo, el señor catedrático se habrá quedado aliviado y descansando.
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