domingo, 5 de noviembre de 2017

1447 (D 05/11/17) Por qué los ricos y las sociedades anónimas pagan menos impuestos?

Eso me pregunto yo: ¿por qué los ricos, y sus sociedades, pagan menos impuestos que nosotros, los ciudadanos medios y los pringaos? Porque es así, que quede claro. Y encima se llevan la gran tajada (75%?) de las subvenciones públicas! Porque de este modo, explican, crece la economía y se crea empleo.
  La falacia que sustenta esta perversa opinión es que al aumentar los beneficios de los ricos, y de sus empresas, éstos se reinvierten en las propias empresas que así pueden crear nuevos empleos. Je!... je, je. No ha ocurrido nunca jamás que los beneficios de los ricos vayan a a otro lugar que no sea su propio patrimonio.

   ¿Por qué planea Trump regalar 700.000 millones de dólares –ahí es nada– a extranjeros, sin condiciones? se pregunta Krugman. Es probable que ustedes no supiesen que eso es lo que pretende. Y de hecho, casi con total seguridad, Trump tampoco tiene ni idea de que eso es lo que está pensando hacer. Pero esa sería una de las consecuencias claramente predecibles de la “reforma” tributaria que él y sus aliados del Congreso intentan aprobar.
   Algunas de los aspectos del plan fiscal de Trump siguen en el aire. Por ejemplo, no sabemos exactamente cómo va a castigar a los contribuyentes de clase media-alta, si perderán su deducción en impuestos locales y estatales, parte de las deducciones en los fondos de pensiones u otra cosa. Pero el elemento principal del plan es una enorme reducción del impuesto de sociedades, que el independiente Centro de Política Tributaria (TPC, en sus siglas en inglés) calcula en dos billones de dólares a lo largo de la próxima década.
    Pues bien, el Gobierno afirma que todas estas reducciones de impuestos irán a parar a los trabajadores en forma de subidas salariales. Pocos analistas independientes se lo creen. De hecho, ni siquiera el propio Gobierno lo cree.
   Por si sirve de algo, el argumento es el siguiente: reducir los impuestos a las grandes empresas atraería capital extranjero a Estados Unidos, lo cual aumentaría la inversión, que a su vez aumentaría la productividad, y esta productividad se reflejaría finalmente en una subida de salarios. Si suena a cuento de la lechera, a que esos beneficios a los trabajadores dependen de una cadena de acontecimientos con eslabones muy débiles, es porque así es.
    En realidad, hay múltiples razones para no creer mucho esta explicación. Los beneficios proporcionados por la rebaja del impuesto de sociedades irían a parar en su gran mayoría a los beneficios netos de las sociedades y no a los salarios. ¿Y quiénes son esos beneficiarios? Hablamos de los muy ricos. El 10%  más rico de los residentes en EE.UU. posee el 80%  de las acciones que están en manos de estadounidenses y el 1% más rico posee el 40% de esas acciones.
    Pero aquí no acaba todo; la cosa es peor aún.
   Toda la propaganda del plan tributario de Trump se basa en la afirmación de que todo es distinto porque ahora formamos parte de un mercado financiero global.. Hoy en día hay mucha inversión transfronteriza. Aproximadamente el 35% de las acciones estadounidenses es ahora propiedad de extranjeros, el triple que en tiempos de Reagan.
    Lo que esto significa es que aproximadamente el 35% de las rebajas fiscales propuestas por un Gobierno que usa con orgullo el lema “Estados Unidos primero” (700.000 millones de dólares a lo largo de la próxima década) ni siquiera iría a manos de estadounidenses. Sería, por el contrario, dinero llovido del cielo para extranjeros ricos, que probablemente se beneficiarían mucho más de las rebajas de impuestos que los trabajadores estadounidenses.
  Y mientras tanto, el resultado sería un enorme agujero en el presupuesto, que los republicanos intentarían tapar a expensas de los pobres y la clase media. La resolución presupuestaria aprobada la pasada semana por la Cámara de Representantes y el Senado proponía recortes por valor de 1 billón de dólares en atención sanitaria a personas sin recursos y casi medio billón en atención sanitaria a ancianos. La resolución no tiene fuerza de ley, pero es un indicativo muy claro de qué pasará si se aprueban las grandes rebajas de impuestos.
   Pues bien, quizá parezca excesivo afirmar que Trump y sus aliados quieren quitarle la atención sanitaria a millones de personas para poder regalarles 700.000 millones de dólares a extranjeros ricos. Pero suene como suene, esa es la pura verdad.

    Espero que el tono y el estilo de este texto les resulte familiar. Es de Paul Krugman, El regalo fiscal de Trump, economista premio Nóbel que es siempre bien recibido en estas páginas.

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