domingo, 17 de septiembre de 2017

1401 (D 17/9/17) Jerga económica y financiera

Que si el PIB, que si el FOB, que si el CIF o el IPC, deflación, inflación, que si la prima de riesgo, la tía del suelo de la hipoteca o la madre que los parió. No sino que parece que los economistas y los políticos utilizan un lenguaje a propósito para que no se les entienda. Y es que como mienten o se equivocan tanto tienen que resguardarse con eufemismos ambiguos que puedan traducir y utilizar a su favor cuando haga falta. O que incluso puedan interpretarse con significados opuestos cuando lo necesiten. Recordad por ejemplo a la ministra del ramo comentando la emigración masiva al extranjero de jóvenes parados en busca de trabajo. ¿Era eso una putada consecuencia de las medidas económicas y laborales de un gobierno mendaz, genocida, zaíno, hipócrita, incapaz y traicionero? Nooo! Eso lo llamó “movilidad exterior”, toma esa! insinuando que tales migraciones no eran sino inquietudes juveniles y sed de aventuras propias de la edad.
    La política austérica se ha refugiado todos estos años en la necesidad de cuadrar las cuentas públicas evitando el incremento de las deudas y en la falacia de que aumentando los beneficios empresariales crecería la economía (la suya, por supuesto) y aumentarían las inversiones que redundarían en un mayor nivel de empleo. Ja! pero ja! Esto ya no se lo creen ni ellos. Jamás un beneficio privado ha redundado en un mayor nivel de empleo. Si precisamente los que consiguen esos beneficios son los que, por su propia naturaleza, no sueltan una peseta ni pa dios. Por eso acumulan tanto.
     ¿Cuál ha sido entonces la política laboral, económica y financiera de los últimos tiempos? pero dicho en roman paladino, para que nos enteremos todos. Pues ésta y solamente ésta: permitir al empresario explotar a su mano de obra hasta estrujarla de suerte que su producto pueda ser competitivo, con menor coste y mayores beneficios. Y que contrate a sus trabajadores como quieran. (A eso se le llama desregulación, o autoregulación. Devaluación salarial, a falta de una devaluación monetaria) Y esos trabajadores pringaos que no lloren ni se quejen que bastante tienen ya con lo que se les da para que puedan pagarse pan y techo, aunque se trate de pan duro y techos con goteras. Para qué quieren más, so desagradecidos, so desgraciaos? Que si no se les paga menos es porque ya, con menos, que sería nada, entonces no podrían alimentarse, aunque sea lo mínimo, y esotienen que hacerlo para seguir produciendo. Ese es su límite. Su idea del salario mínimo. Y lo mejor de todo es que el gobierno nos cuenta esta masacre como una hazaña genial y sacando pecho. Anda sháaa…!

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