miércoles, 21 de octubre de 2015

1091 (X 21/10/15) Europa es de Turquía

Merkel ofrece a Turquía entrar en la UE a cambio de que actúe de dique de inmigrantes. Turkía es tan europea como Ucrania. Más aún, Europa es de Turquía. Porque somos indoeuropeos, caucasianos, y con esa etnia nos identifican en los visados de USA.

     Si Europa es hija de Grecia, por línea materna, también somos hijos, por línea paterna, de los indoeuropeos que, entre otros valores, nos legaron la lengua, el patriarcado, el calendario solar, el hierro y el caballo. Se conocen sus invasiones masivas de familias enteras en carros de bueyes desde el valle del Indo hasta el Danubio y el Mediterráneo en los años 4000, 3000, 2000 (aqueos) y 1200 a.d.n.e. (dorios, cuyo máximo exponente en los mitos griegos es Herakles/Hércules). Esta última llegó hasta Egipto como “Pueblos del Mar”. Ya en tiempos más cercanos, primer milenio a.d.n.e., los celtas llegaron hasta Escocia, Irlanda, Huelva, Finisterre…
     Las dos grandes obras de la mitología griega se sitúan en el año 1200 a.d.n.e. y en Turquía: Troya en la Anatolia actual, con Aquiles como héroe, y los Argonautas en busca del vellocino de oro (realmente cereales) en el Mar Negro, con Jasón y Medea como protagonistas. Temístocles se apoyó en los jonios (atenienses en Anatolia) como quinta columna enrolada en las naves enemigas, para ganar a los persas la histórica batalla marítima de Salamina. Y no olvidemos que nuestra cultura actual nació en Jonia, que era territorio turco habitado por griegos. Incluso Homero era de Efeso. La "civilización" mesolítica de ÇatalHöyük y el santuario de Göbekli Tepe se remontan a más de 9.000 años a.d.n.e.
   Los años oscuros griegos, 1100/800 a.d.n.e., se cuentan en la mitología helénica de un modo tan sencillo como éste: la noche de bodas del roble (indoeuropeo) y la encina (griega, mediterránea) se celebró en Dodona (oráculo al norte de Grecia) y duró 300 años. En efecto, tres siglos duró la fusión de la cultura griega nativa pelasga de naturaleza maternal y calendario lunar (la encina, en el mito) con la indoeuropea patriarcal y solar (el roble) estallando en el 800 a.d.n.e como nueva cultura micénica/clásica de la que somos herederos. Tres siglos de incubación silenciosa de los que no sabemos nada.
   La indoeuropea es una de las seis grandes familias lingüísticas prístinas y a ella pertenecemos, por lo que compartimos las mismas raíces en filología desde el búlgaro al sánscrito, pasando por las lenguas eslavas, el griego o el latín.

Así que no es que Turquía sea europea, que evidentemente lo es, sino que Europa proviene de Grecia… y de Turquía.

     Dado el peso que tiene la demografía en la democracia de la UE, las reticencias contra la entrada de Turquía, sobre todo por parte de Alemania y Francia, se deben al hecho de que con su población de 75 millones de habitantes, casi tantos como Alemania, coparían altos cargos de las instituciones europeas a expensas de los que ahora ocupan alemanes y franceses. En su favor pesan otros factores como serían frenar la inmigración, hacer de puente entre Oriente y Occidente y flexibilizar las relaciones con los países musulmanes. En contraposición al peso de estos argumentos en favor de la integración europea de Turquía, quizás los alemanes teman el empuje de la quinta columna de 3,5 millones de inmigrantes turcos en Alemania que les puede recordar la batalla de Salamina.
      Bienvenida sea Turquía. Inshalá. نأمل

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