Miradlos cómo rebullen enfangados en sus heces con las que llenan sus
bocas y bolsillos. Bunquerizados, endémicos, rígidos, ajenos a la realidad,
ocupados en vigilarse unos a otros…, quién ha dicho que los ricos y mangantes
son felices? Van por la vida como las “tortugas” romanas, con los escudos
tapando sus frontales, laterales, espaldas y también sus cabezas, para
protegerlas contra las saetas, adaptando a sus centurias las prácticas griegas
“hoplitas” de los espartanos. Esto cara al exterior.
En su interior se blindan acaparando poderes y funciones que no les
pertenecen pero que necesitan para asegurar su impunidad, ya que no su
inmunidad. Y para eso secuestran, abducen y compran a los miembros del Consejo
General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, nombran al Defensor
del Pueblo, a los presidentes del Banco de España, del Consejo de RTVE, de la
Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia, del Consejo de Estado,
del Tribunal de Cuentas… El poder judicial lo controlan por medio del Tribunal
Supremo. Y los fiscales, dependientes directos del Gobierno, son los encargados
de colocar palos en las ruedas de los procedimientos judiciales que no les
benefician. A todo eso podéis añadir la Agencia Tributaria…, etc. Con especial
atención a las dos Bestias del Apocalipsis, o las dos Hidras de siete cabezas,
obedeciendo la doctrina de la iglesia y encomendando la economía a los mercados financieros. Todo, todo, en función de sus intereses
privados y de una codicia sin parangón, que es el fin confesado, o no, de todos
los políticos. Lo patético es que encima nos exijan que les tengamos respeto (y ocupar las primeras files, y el rango, y los privilegios..., cuando realmente son empleados -mandatarios- nuestros).
Comentario de G.M.: Lo del Tribunal de Cuentas es pá jartarse de reír.
Comentario de G.M.: Lo del Tribunal de Cuentas es pá jartarse de reír.
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