miércoles, 23 de octubre de 2013

843 (X 23/10/13) La Justicia nació para reprimir la Venganza

Con fecha 18/9/12 escribimos la entrada 448.2 de este blog que reproducimos textualmente ante la hipócrita reacción de los ministros de Justicia y de Interior escandalizándose por la sentencia del Tribunal Europeo de Estrasburgo que rechaza la aplicación de la doctrina Parot como lo haría cualquier estudiante de primero de Derecho:
        La ley del Talión, “ojo por ojo diente por diente”, se interpreta erróneamente como una ley salvaje cuando en realidad, al ser la primera ley penal, constituía un avance social: limitaba la venganza a un ojo por ojo, uno solo, no dos ni tres ni cuatro, como ocurría antes de esa Ley. Así que la regulación de la justicia (penal) comenzó con la limitación de la venganza. Con el tiempo las sociedades se civilizaron y abolieron la prisión por deudas, los trabajos forzados, la pena de muerte... Con razón, las regiones donde sigue vigente la pena de muerte (no digamos ya la lapidación) se consideran salvajes por su atrocidad. A finales del siglo XIX la antropología y sociología denunciaron que las cárceles estuvieran ocupadas sólo por personas de baja extracción social, que los delincuentes eran en gran parte víctimas de una marginación social, familiar y afectiva, y que las cárceles, en lugar de centros de regeneración, lo eran de perversión. Y con esta visión general y acertada se legisló para que los presos, aparte de castigados, fueran reinsertados; para que por buen comportamiento se beneficiaran de reducciones de penas, y para que, sobreponiendo la justicia a la venganza, las penas tuvieran un límite de tiempo (en España, 30 años). Estas ideas progresistas no se pueden esgrimir a una madre que tiene delante el cadáver de su hijo, claro está, pero si deben exigirse a un legislador que busque leyes justas en materia penal, Y he aquí que llega el neoneanderthal/com ministro de Justicia y nos anuncia que quiere reimplantar la cadena perpetua (“permanente revisable”, otro eufemismo). Otra marcha atrás. O sea, que para ganarse unos votos, los de las familias de las víctimas, suelta carnaza recuperando la venganza en el lugar de la justicia en el código penal.

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