domingo, 20 de enero de 2013

570 reflexiones y otros disparates del día (20/1/13)

1.    España: Estado registral, regístrense!

(Pilar Blanco Morales*)
          La privatización del Registro Civil… es solo la punta del iceberg de un propósito de mayor calado: el anteproyecto revela una ambición inaudita de controlar la vida de los ciudadanos, controlándonos desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, pasando por incapacitaciones, emancipaciones, matrimonios, separaciones, divorcios, nulidades matrimoniales, parejas, testamentos, domicilio a efecto de notificaciones, seguros de vida y quién sea beneficiario del mismo…, en fin, todos los datos de nuestra vida, los más íntimos, vinculados al ejercicio de derechos fundamentales y constitucionales,  que quedarán en manos de un cuerpo de funcionarios el cual, además, se cuida de evitar cualquier control público. Los Registros incluyen el Registro de la Propiedad y del Mercantil, el Registro Civil, el de Contratos de Seguros de Cobertura de Fallecimiento, el de Actos de Última Voluntad, el de Asociaciones y el de Fundaciones de ámbito estatal, entre otros. Se crea un monstruo, un gran registro, al estar todos interrelacionados.
         Los efectos de la inscripción son contundentes: “los hechos inscritos existen y los actos son válidos y exactos mientras el asiento correspondiente no sea rectificado o cancelado en la forma prevista por la ley”; “la inscripción constituye prueba plena”; “los hechos inscribibles no perjudican a tercero de buena fe, sino a partir de su inscripción”. Todo ello implica una importante alteración del sistema de garantías judiciales.
         Grave es agredir a los ciudadanos sumando privilegios a su ya privilegiada posición. Privatizan registros pagados con nuestros impuestos (como el Civil o el de Asociaciones), para explotarlos en beneficio propio. Pero lo más grave es que están en juego derechos fundamentales y libertades civiles. Atado y bien atado, España se convertirá en un Estado registral, que entrega a los registradores el derecho a la privacidad, el derecho a contraer matrimonio, el derecho de asociación, el derecho de fundación. Un Estado en que los registradores carecerán de límites para interferir en la vida de las personas y controlarán el ejercicio de derechos civiles y de derechos políticos, como el de asociación y el de fundación. Un Estado en el que el marco de las libertades civiles deja de referirse al Estado constitucional, para referirse al Estado registral. Una invención cuasi mística de poder frente al ciudadano.
         (*) (Pilar Blanco-Morales Limones, Directora General de los Registros y del Notariado entre 2004 y 2009, es catedrática de Derecho Internacional privado en la Universidad de Extremadura.)

2.    El discurso deshonesto de los políticos

Mª Soledad Gallego Díaz
        El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, defendió esta semana las políticas europeas de austeridad, frente a la opinión del Fondo Monetario Internacional, cuyos expertos creen ahora que el coste está siendo demasiado profundo y las consecuencias van a ser demasiado prolongadas. Olli Rehn añadió: “Va a haber muchas tensiones sociales, porque los ciudadanos no van a ver mejora en su vida cotidiana en algún tiempo”.  Nadie va a experimentar mejoras en su vida “en algún tiempo”, sea esa la medida que sea.
        La deshonestidad en el discurso político que padecemos los ciudadanos es formidable. Pretenden decirnos que no es así; que, bien al contrario, es muy honesto porque nos cuentan lo que pasa con rectitud. Como cuando el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comparece tristemente ante nosotros para anunciarnos que hace “lo único que puede hacer”. Pero es ahí donde se encuentra la deshonestidad política: lo que se pretende es mantener la realidad, no transformarla. Se hacen discursos llenos de lo que alguien calificó muy felizmente como “acelerones en punto muerto”, que dejan el coche donde estaba y la realidad sin tocar. El discurso político honesto es otra cosa. Las palabras por sí solas no cambian la realidad, por supuesto, pero convocan a las fuerzas que sí tienen ese poder de transformarla.
        Desde hace demasiado tiempo, los españoles oímos discursos políticos que se limitan a glosar la realidad. En lugar de dirigirse a ciudadanos que razonan con palabras capaces de convocarles para cambiar esa realidad, se nos adormece con un discurso en el que se han limado esas palabras, precisamente para que nos dejen paralizados. Una maraña de discursos deshonestos que quieren hacernos creer que la realidad es intocable,  para que los ciudadanos sigamos soportando el empobrecimiento de nuestras vidas sin límite de tiempo.

3.    La moneda del billón

Paul Krugman
(El desfase o déficit entre ingresos y gastos en el presupuesto de USA se cubre aumentando los ingresos con impuestos, o rebajando los gastos (sociales, algo que no quiere hacer Obama) o emitiendo deuda pública. Los republicanos quieren forzar la reducción de gastos bloqueando la subida de impuestos o la emisión de deuda. En este bloqueo la Administración demócrata busca un resquicio legal: la moneda de platino del billón $USA. Que qué es eso? Dejemos a Krugman que nos lo explique:)
        Da la casualidad de que una turbia cláusula legal otorga al secretario del Tesoro el derecho de acuñar y emitir monedas de platino en la cantidad o denominación que elija. Esas monedas, como es natural, estaban destinadas a ser piezas de coleccionistas, acuñadas para conmemorar ocasiones especiales. Pero la ley es la ley y brinda una sencilla aunque extraña manera de salir del bloqueo (que quieren imponer los republicanos).
       Así es como funcionaría: el Tesoro acuña una moneda de platino con un valor facial de un billón de dólares (o muchas monedas con valores inferiores, la verdad es que da igual). Esta moneda se depositaría inmediatamente en la Reserva Federal, que anotaría la suma en la cuenta del Gobierno. Y el Gobierno podría entonces emitir cheques contra esa cuenta, prosiguiendo con las operaciones normales sin emitir nueva deuda.
        Esto no sería una maniobra inflacionaria por impresión de moneda. Aparte del hecho de que imprimir dinero no es inflacionario en las condiciones actuales, la Reserva Federal podría compensar y compensaría las disposiciones de efectivo del Tesoro vendiendo otros activos. O solicitando más dinero prestado a los bancos, de modo que en realidad el Gobierno estadounidense en su conjunto (que incluye la Reserva Federal) seguiría endeudándose con normalidad. Básicamente, esto no sería más que un truco contable, pero es algo bueno. El techo de la deuda es un ejemplo de una tontería contable y emplear un truco contable para invalidarla resulta correcto.
        ¿Pero no sería indigno el truco de la moneda? Sí, lo sería, pero mejor parecer un poquito ridículo que dejar que se produzca una crisis financiera. El deber del presidente es hacer lo que sea necesario, por muy poco convencional o ridículo que parezca, para acabar con esta crisis de rehenes. ¡Acuñe esa moneda!
         (El Tesoro no se atrevió. Está por ver si lo puede utilizar como ”moneda de cambio” con los republicanos para incrementar el techo de la deuda)

No hay comentarios:

Publicar un comentario