1. Tamayo y la Iglesia católica
Texto
(extractos) del artículo publicado en el diario El País por Juan José Tamayo
La Iglesia católica tiene miles de
bienes a su nombre. Registran como propios edificios que pertenecen al pueblo,
invierten en Bolsa, se niegan a pagar el IBI, se resisten a renunciar a las
exenciones fiscales y defienden con uñas y dientes sus privilegios, concedidos
durante la dictadura por legitimar el golpe militar contra la República y el
régimen de Franco, mantenidos, e incluso incrementados, por los diferentes
Gobiernos de la democracia. Y los defienden alegando que son derechos de Dios y
de la Iglesia.
La Iglesia católica no ha renunciado a
ninguno de sus privilegios. Es, además, la única religión que cuenta con unos
ingresos procedentes de las arcas del Estado, teniendo al Estado como fiel y
sumiso recaudador. Ella es hoy en España una de las instituciones con mayor
número de propiedades, exentas de tributación, con el añadido de que de muchas
de ellas extrae una pingüe rentabilidad.
La mayoría de los obispos se muestra
contraria al pago del IBI alegando razones, muchas de ellas falaces. Dicen que
tampoco lo pagan los partidos políticos y los sindicatos, cuando sí lo hacen.
Apelan al Acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Español, cuando dicho Acuerdo
es preconstitucional y, según no pocos juristas, inconstitucional. Dicen que su
pago detraería el destino de sumas ingentes a Cáritas, cuando lo que destinan a
Cáritas es un porcentaje mínimo.
La Conferencia Episcopal española vive
instalada en una situación de privilegio impropia de un Estado no confesional,
contraria a la Iglesia de los pobres y cada vez más alejada del proyecto
liberador de Jesús de Nazaret. Pero si irresponsable es la jerarquía católica
al seguir disfrutando de los favores del poder mientras este expolia al pueblo,
más irresponsables son los políticos del Partido Popular. Vuelve la alianza
entre el trono y el altar, entre el conservadurismo político y el oportunismo
religioso. La historia se repite, pero con tonos cada vez más
nacional-católicos, como demostrará la futura Ley de Educación, negociada
previamente con los obispos. Realmente
no es que vuelva, es que sigue, no ha acabado de irse todavía.
(Juan
José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las
Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid.)
2. Morenés y su serena inquietud
Hay que ver lo serenas que están las Fuerzas
Armadas con el caso de Cataluña. Pero si realmente lo están, hace falta
proclamarlo? Solamente oírlo ya nos perturba. Nadie echa de menos el aire salvo
que sufra alguna dificultad respiratoria. Oírles que no están inquietos a
nosotros nos inquieta pues si realmente estuvieran serenos no harían alardes de
ello. “Aquí no pasa nada” dicho de un modo inoportuno y gratuito es muestra
evidente de que algo está pasando. Qué le pasa a Morenés? es paranoia? o es que
se aburren y quieren practicar para no oxidarse? No tienen campos de
entrenamiento para simular combates y jugar con ellos? Espero que los Reyes
Magos les hayan regalado juegos de combates militares.
3. Y dale con la austeridad
El Fondo Monetario Internacional ha pedido
disculpas (o perdón?) por el craso error que cometió al recomendar una política
de austeridad en lugar de incentivo al crecimiento. Ahora es otro organismo, el
Instituto Macroeconómico de Alemania, el que se suma a la lista de los que
lamentan haber apostado por una política que ha resultado tan inútil como
cruel. La austeridad que exigen los neoliberales que quieren la auto-regulación
de los mercados y adelgazar el Estado privatizando los servicios públicos,
viene impuesto por Jens Weidmann, del Bundesbank alemán, cuyo portavoz es su jefa
Angela Merkel, cuyos secuaces son los asalariados de las instituciones de la UE
en Bruselas y cuya bandera enarbola Rajoy en Madrid, bajo la tutela ideológica
de la FAES de Aznar. Este contexto internacional y la crisis tan referida es el
mejor marco, o cortina de humo, para que nuestro gobierno explote a los
asalariados con una reforma laboral a la baja y una devaluación de la moneda
que, cerrado el grifo del BCE, se consigue devaluando los salarios. (En cuanto
a la privatización -perdón, externalización- de los servicios sanitarios, clama
al cielo la huelga forzada del personal de limpieza del hospital de Alicante, "externalizado", por impago de sus nóminas, que se ha convertido en una escombrera, con 40 cms
de basura en los ascensores, de la que tienen que huir los pacientes para no
enfermar más de lo que están.)
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