jueves, 10 de enero de 2013

560 reflexiones y otros disparates del día (10/1/13)

1. Analfabetismo político
La culpa de todo eso la tiene Zapatero, repiten como un mantra, más alto cuanto más analfabetos, en las oficinas, los talleres, en los bares… Hoy he llegado a leer en una carta al director de El Heraldo de Aragón que alguien propone como salida de la crisis que metan en la cárcel a Zapatero. Yo no he votado nunca, ni al PP ni al PSOE ni a ningún otro, aunque simpatizaría con partidos de derechas civilizados, nunca con éste, ni votaré hasta tanto se reconozcan los votos en blanco con escaños vacíos en el Congreso, como muestra de aversión por el sistema (este sistema). Quieren meter en la cárcel al soso de buena fe, pobre Zapatero, dejando fuera a estos delincuentes que nos gobiernan! cabe mayor aberración? Habrá que aceptar que tenemos el gobierno que merecemos. Ya se encargan de adoctrinar a los escolares para que permanezcan en el analfabetismo del que se alimentan..
2. Estado policial
Mira que lo vengo diciendo, que todos los síntomas son de que vivimos en un nuevo estado policial, o no tan nuevo, porque no habíamos acabado de salir del anterior. A este paso llegaremos al espionaje entre hermanos, obligados a denunciar a quien se atreva a disentir del régimen. Al tiempo, si nadie lo remedia. El desmadre de la policía investigando por su cuenta sin autorización judicial cuando pueden vulnerarse derechos fundamentales, como es el caso de la indagación policial sobre la vida privada y cuentas bancarias de Mas y Pujol en Sudamérica y Suiza, se remata con la declaración por la tele de un jefe comisario que se escandalizaba de que nos escandalicemos sobre su práctica diaria: “acaso el 90% de las investigaciones policiales no se hacen sin autorización judicial? si hubiera que solicitarla paralizaríamos las investigaciones que son las que sirven para aportar datos y pruebas a los jueces y fiscales”, argumentaba el nota. Pero lo cierto es lo contrario, como ha tenido que aclarar la Fiscalía del Estado, esto es que, cuando puede afectar a derechos fundamentales, se necesita autorización judicial desde el comienzo, estando prohibidas las llamadas causas generales dirigidas a la busca genérica de posibles infracciones penales. Así que algo gordo falla aquí. El efecto de este abuso lo estamos viendo en “informes en los que se aíslan datos reales, basados en hechos probados incluidos en sumarios, y se mezclan con otros datos procedentes de fuentes anónimas, no contrastadas por nadie, en algún caso falsos y en otros muchos resultado de elucubraciones sin fundamento”. La Ley de Enjuiciamiento Criminal prescribe que, salvo fuerza mayor, los funcionarios de la Policía Judicial darán conocimiento a la autoridad judicial o al Ministerio Fiscal, en un plazo máximo de 24 horas, de las diligencias practicadas.
3. El euro más como brida que como moneda
La política económica practicada en Europa bajo la batuta de Bruselas y Alemania ha hecho que el euro se haya convertido en una trampa para los países del Mediterráneo. Las medidas fallidas como palos de ciego o prueba de ensayo y error sólo tenían una idea clara: que al entrar los latinos en el euro, el derroche de los gastos públicos pudiera ocasionar una inflación en toda Europa, y por lo tanto afectara a los países del norte. El ejemplo de Grecia, falseando las cuentas, les confirmó en su postura hasta el punto de imponer, y lo consiguieron, que tuviéramos que cambiar -en cuestión de horas- la Constitución para incluir el compromiso de la disciplina financiera por encima de cualquier otra medida. Y cerraron el grifo. Y con el cierre del grifo nacieron las bacterias de las primas de riesgo, puro efecto de la desconfianza generada por la propia política económica, así como la imposibilidad de devaluar nuestra moneda fuera de la devaluación de los salarios. Descubierta la falacia del euro como moneda única, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, se tiró un farol: “como me harte cojo y financio en el mercado secundario y sin límite a los países con problemas de deuda", avalando su liquidez frente a terceros. Y como ganó la apuesta, no ha tenido todavía que aplicarlo. Y es al llegar a este punto cuando el profesor Jorg Bibow augura que la política económica actual es un remolino en el que nos hundiremos cada vez más hasta el punto en que estallemos mediante la disolución de ese fantasma, que no existe y que dimos en llamar euro. Es sólo cuestión de tiempo. La estabilidad de una moneda no puede asentarse en un farol del presidente del Banco Central Europeo, que para empezar ni siquiera funciona como tal banco.

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