1. El mañana no existe
Porque mañana el “mañana” será al
día siguiente. Porque mañana el mañana habrá dejado de serlo para hacerse
“presente”. Por eso a Snoopy no le importa prometer impunemente ser “bueno a
partir de mañana”, o sea, nunca. Por eso cuando alguien te desea un futuro
mejor, es porque no le gusta tu presente. Por eso los políticos prometen, y
prometen, sin rubor ni miedo alguno, porque si algún día una promesa se
cumpliera (por azar o por error, por lo que fuera), nos llegaría como un
“presente”, en el momento que sea que no será otro que el presente. Además de
que el “mañana” se utiliza más en el sentido figurado (como futuro), como “día
posterior”, que como “día siguiente” al presente de hoy. Por eso mi vecino que
es filósofo, cuando la vecina le saluda:
-
Fresquita la mañana, él contesta:
-
Como que es de hoy.
2. Sólo sanidad pública?
Entre los extremos sanidad
pública/privada cabe una vía intermedia: la financiación pública de una sanidad
universal y gratuita pero gestionada por centros privados que competirían entre
sí con una mayor eficiencia…, bla la bla, bla bla bla, en paralelo y
competencia con la sanidad publica (de gestión pública), como si de este modo
el sistema se espoleara y controlara a sí mismo. Pero vamos a ver a qué
llamamos “gestión privada”, no sea que de privada sólo tenga el afán de lucro
pero las inversiones se las encuentren regaladas con fondos públicos. Por otra
parte, el argumento de que el beneficio privado encarece la financiación pública
parece muy fuerte, no? La iniciativa privada podría admitirse pero no a costa
de lo público. Además de que convertir a los pacientes en clientes suena un
tanto sórdido. En cuanto al argumento de que la gestión privada es mejor que la
pública es un falso discurso, sin fundamento, que puede marginar a los enfermos
“no rentables”. A no ser que demos por supuesto que éstos serían derivados a la
pública (a la que luego tacharían de ineficaz por su falta de rentabilidad).
3. El Ojo que no se ve
El Ojo del Gran Hermano no es
poderoso tanto por vernos cuanto por el hecho de no dejarse ver. Lo que da
fuerza al Poder es su no-accesibilidad. Lo que lo hace más temible es que no
sepamos quién es ni donde está. Su opacidad. Las empresas han creado un
Servicio de Atención al Cliente que realmente sirve para cubrir el foso que nos
separa de sus dirigentes. Cuyos nombres, dirección, e-mail o teléfono se nos
esconde para intimidarnos con su ausencia. Al voyeur le gusta espiar vidas ajenas pero lo que le pone de verdad
es poder observarlas sin ser visto. Los policías se cubren con capuchas para
que no se les pueda identificar y asegurarse la impunidad, pero una vez
encapuchados sus porras y escopetas pegan más fuerte. El gobierno se esconde
del Parlamento cubriéndose con el decreto ley.
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