jueves, 3 de enero de 2013

553 reflexiones y otros disparates del día (3/1/13)


1. El mañana no existe
Porque mañana el “mañana” será al día siguiente. Porque mañana el mañana habrá dejado de serlo para hacerse “presente”. Por eso a Snoopy no le importa prometer impunemente ser “bueno a partir de mañana”, o sea, nunca. Por eso cuando alguien te desea un futuro mejor, es porque no le gusta tu presente. Por eso los políticos prometen, y prometen, sin rubor ni miedo alguno, porque si algún día una promesa se cumpliera (por azar o por error, por lo que fuera), nos llegaría como un “presente”, en el momento que sea que no será otro que el presente. Además de que el “mañana” se utiliza más en el sentido figurado (como futuro), como “día posterior”, que como “día siguiente” al presente de hoy. Por eso mi vecino que es filósofo, cuando la vecina le saluda:
            - Fresquita la mañana, él contesta:
            - Como que es de hoy.
2. Sólo sanidad pública?
Entre los extremos sanidad pública/privada cabe una vía intermedia: la financiación pública de una sanidad universal y gratuita pero gestionada por centros privados que competirían entre sí con una mayor eficiencia…, bla la bla, bla bla bla, en paralelo y competencia con la sanidad publica (de gestión pública), como si de este modo el sistema se espoleara y controlara a sí mismo. Pero vamos a ver a qué llamamos “gestión privada”, no sea que de privada sólo tenga el afán de lucro pero las inversiones se las encuentren regaladas con fondos públicos. Por otra parte, el argumento de que el beneficio privado encarece la financiación pública parece muy fuerte, no? La iniciativa privada podría admitirse pero no a costa de lo público. Además de que convertir a los pacientes en clientes suena un tanto sórdido. En cuanto al argumento de que la gestión privada es mejor que la pública es un falso discurso, sin fundamento, que puede marginar a los enfermos “no rentables”. A no ser que demos por supuesto que éstos serían derivados a la pública (a la que luego tacharían de ineficaz por su falta de rentabilidad).
3. El Ojo que no se ve
El Ojo del Gran Hermano no es poderoso tanto por vernos cuanto por el hecho de no dejarse ver. Lo que da fuerza al Poder es su no-accesibilidad. Lo que lo hace más temible es que no sepamos quién es ni donde está. Su opacidad. Las empresas han creado un Servicio de Atención al Cliente que realmente sirve para cubrir el foso que nos separa de sus dirigentes. Cuyos nombres, dirección, e-mail o teléfono se nos esconde para intimidarnos con su ausencia. Al voyeur le gusta espiar vidas ajenas pero lo que le pone de verdad es poder observarlas sin ser visto. Los policías se cubren con capuchas para que no se les pueda identificar y asegurarse la impunidad, pero una vez encapuchados sus porras y escopetas pegan más fuerte. El gobierno se esconde del Parlamento cubriéndose con el decreto ley.

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