1. Qué es lo que tenemos que pagar?
“Hemos de pagar lo que debemos”, lo acaba de
decir Feijóo en su campaña gallega, pero lo han dicho, y seguirán diciendo,
también muchos otros políticos, gobernantes y gestores del dinero público. Ante
esta rotunda afirmación, Alejo Peña González, de Cantabria, se pregunta: Quiénes?
a quiénes se refiere? ¿No son ellos, los políticos, los que gestionan el dinero
que les encomendamos con nuestros impuestos? qué han hecho ellos con nuestro
dinero? qué responsabilidad tenemos nosotros en la gestión de los fondos
públicos? No cuentan con nosotros para decidir nada, pero sí para pedirnos el
voto y ahora, encima, más dinero, sin haber respondido de su mala gestión,
exigiéndonos que seamos nosotros los que paguemos su despilfarro y su derroche.
Para seguir forrándose a costa de nuestra miseria. A cambio, eso sí, de recibir
más promesas y recortes de derechos. No es de juzgado de guardia? Pero dónde se
ha visto tánta desvergüenza!
2. La UE Nóbel de la Paz
Una UE dividida entre los opresores del norte
y los sufridos meridionales; una UE en la que parece que unos están por encima
de otros; una UE en la que no importa que los ajustes afecten a los derechos de
los ciudadanos; una UE que participa en guerras (exteriores); una UE que, junto
a USA y Rusia, exporta armas sin miramientos a donde haga falta. Esta UE merece
el premio Nóbel de la Paz? Se ve que a Mónica García Hernández, de Barcelona,
este premio no le ha hecho mucha gracia.
3. Políticos buenos?
Por supuesto que tiene que haberlos. Los que protegieron
la infancia y limitaron el horario laboral, los que crearon el Estado del
Bienestar, los que votaron por la igualdad de la mujer, los que redactaron las
Constituciones, los que financiaron la sanidad y la enseñanza públicas… Claro
que los hubo y siempre los habrá. Si aquí nos hemos atrevido a afirmar que
todos los políticos son corruptos ha sido por dos motivos: uno, porque la
corrupción es sistémica y contamina a quien forma parte de ese conjunto, y dos
porque han soportado, y soportan, a su lado privilegios y corruptos impunes. De
tal manera que hoy se requiere una renovación total, de la Ley Electoral, del
tiempo ilimitado y de los privilegios. La corrupción se incrementa en
proporción directa a su distanciamiento de los electores. No resulta fácil
engañar al vecino en el régimen local. Por eso hemos opinado, en contra de la
corriente mayoritaria del 15-M, que sus proclamas hay que materializarlas
dentro del Parlamento, formando un partido nuevo o aliándose con quienes las
acepten. Porque tal como están las cosas, si hay políticos buenos no los
identificamos. Y si, en efecto, los hubiera, no podrían cambiar nada, pues los
engulle el sistema.
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